La pobreza energética describe la situación que padece un hogar frente a la incapacidad de alcanzar los niveles más básicos en el suministro de energía. No solo pensando en gestos tan cotidianos como encender la luz en casa, sino también en cocinar, utilizar electrodomésticos o climatizar la vivienda a lo largo del año, manteniéndola en unas condiciones de temperatura adecuadas para la salud. En definitiva, tener calidad de vida.
Esta es una realidad tangible en el 11 % de los hogares del país, lo que supone que un total de 5,1 millones de personas han sufrido una situación de pobreza energética a lo largo de 2021, siendo incapaces de mantener sus casas en unas condiciones mínimas de confort, según un estudio de la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA).
Los elevados precios de la energía (tema de especial actualidad en los últimos meses, en los que se han producido máximos históricos en la factura de la luz) agravan aún más estas situaciones de riesgo de pobreza energética.
Otro factor sobre el que cabría poner el foco y canalizar el cambio hacia una transición energética justa y sostenible es la eficiencia energética de nuestro parque de viviendas. España cuenta con cerca de 25 millones de viviendas, responsables de un 17 % del consumo final de energía y del 25 % de las emisiones de CO2 del país. La falta de aislamiento y la ineficiencia energética de muchas edificaciones provocan que los hogares demanden más energía de la que deberían necesitar.
En la Oficina de Transformación Comunitaria de Tenerife, perteneciente a la Oficina de Transición Energética de Tenerife, prestamos un servicio de información y asesoramiento sobre las ayudas disponibles y las técnicas que permiten a la población mejorar la eficiencia del hogar, así como sobre los requisitos para acceder al Bono Social eléctrico vigente y el acompañamiento durante su tramitación.