Los Certificados de Ahorro Energético (CAE) permiten monetizar el ahorro energético derivado de actuaciones de eficiencia energética. Para entender su valor económico, es clave conocer las diferentes fases del proceso:
1. Generación del ahorro energético y conversión en CAE
Cuando una persona o empresa implementa una medida de eficiencia energética, como mejorar el aislamiento de un edificio o sustituir equipos por otros más eficientes, se produce un ahorro en el consumo de energía. Este ahorro se mide en kilovatios hora (kWh) y se traduce en CAE, donde cada CAE equivale a 1 kWh ahorrado.
2. Venta de CAE sin verificar
En esta fase, el propietario del ahorro (usuario final) puede vender los CAE generados a un Sujeto Delegado o a otro comprador privado, sin necesidad de verificarlos. Esta transacción se pacta de manera privada y el precio depende de la oferta y la demanda del mercado. En 2024, el precio medio estimado de un CAE sin verificar oscilaba entre 80 y 120 € por MWh (0,08 a 0,12 € por kWh), según el tipo de actuación y el volumen de ahorro conseguido. Para obtener precios más concretos, es recomendable contactar con sujetos delegados o consultoras especializadas en el mercado de los CAE.
3. Agrupación y verificación de CAE
Para que los CAE puedan ser utilizados por los sujetos obligados (empresas energéticas que deben cumplir con objetivos de ahorro), es necesario que sean verificados. Para ello, los Sujetos Delegados agrupan volúmenes de CAE y los someten a un proceso de validación que garantiza su cumplimiento con la normativa vigente.
4. Venta de CAE verificados a precio regulado
Una vez verificados, los CAE pueden ser vendidos a los sujetos obligados a un precio regulado por el mercado. En 2024, la equivalencia financiera establecida por la normativa para los CAE verificados fue de 182.373,17 € por GWh (0,182 € por kWh).
Es importante considerar que estos valores pueden variar dependiendo de las condiciones del mercado, los costos de verificación y la estrategia de venta adoptada.
En definitiva, el CAE es una herramienta financiera que permite transformar el ahorro energético en un beneficio económico directo para quienes invierten en eficiencia energética.
